Nota de la Revista Viva del Domingo 13 de Octubre de 2002
La actriz Andrea Politti y su hijo Galo, de un año y ocho meses.
Andrea Politti y su hijo Galo.
La actriz Andrea Politti, su hijo Galo (20 meses) y su mamá María Teresa, concertista de piano.
SE PSICOANALIZA PERO EL DATO NO ES TEMA DE DIVÁN (POR AHORA). Sucede que su hijo galo decidió salir al mundo el mismo día que ella: un 4 de enero. Y lejos de buscarle una explicación psicológica o de enojarse con su niño, Andrea Politti lo toma con humor y dice:
1) “Mi edad se paralizó. No voy a cumplir años nunca más. Me quedaré para siempre en los 37, la edad que tenía cuando fui madre.”
2) “Se lo voy a festejar todos los años. Y como cae en enero, seré su única amiguita en el cumple.”
Bromas aparte, Politti siente que la llegada de su hijo le devolvió todo, a pesar de que le frustró una cena romántica que tenía planeada con su marido. Galo Nació a las 23.15 por parto natural. “Fue un momento muy sagrado, muy hermoso, que me encantaría vivir de nuevo”, cuenta la actriz mendocina. Está acostumbrada a interpretar personajes y a memorizar guiones, pero siente que no hay libreto para estudiar el papel de madre. “Sé que voy a tener errores y tengo clarísimo que Galo me los va a reprochar cuando sea adolescente. Es muy complicado saber en que momento poner el límite y cómo. Cuando llora, a veces lo quiero matar y otras me provoca ternura. Además, la maternidad te moviliza sentimientos de la infancia muy fuertes. A mi me ayudó mucho a comprender a mi mamá. Ahora entiendo sus cuidados, su sobreprotección”, dice y mira a su madre con ojos cómplices.
Es la primera vez que María Teresa da una entrevista, y se la ve tensa. En realidad, el famoso, el expuesto, fue Luis Politti, padre de Andrea y actor reconocido que murió en un exilio forzado en España, en 1980. María Teresa y Luis se separaron cuando su hijita tenía 4 años, pero Andrea acabó siguiendo los pasos de su padre. En la tele trabajó en Nueve Lunas, Culpables y Son Amores, entre otros. Hizo cine y –dentro de su más que prolífica carrera teatral- coprotagonizó Confesiones de mujeres de 30 durante cuatro años. “Ya de chiquita Andreíta era muy vivaz, muy inteligente... y también muy buena hija”, describe su mamá, de 69 años.
“Mamá siempre trabajó muchísimo. Ella es maestra de música, una gran pianista que tuvo la posibilidad de trabajar en el Colón”, acota orgullosa la hija. Hay una imagen que Politti dice tener grabada en su mente: “Lo que más recuerdo de chica es estar bajo el piano. Ese lugar era como un útero, era protección. De ahí que después me casé con un músico; no me quedó otra”, cuenta entre carcajadas.
Politti tiene 38 años y actualmente trabaja en la obra Acaloradas, donde llamativamente se habla de la menopausia, lo contrario a la maternidad. “Yo no soy una acalorada, soy una calentona, como debe ser –se ríe-. Ese papel me sale bárbaro: precisa mucha pasión.” El receptor de su pasión es Fernando Hagelström, un saxofonista al que conoció en un bar. El año pasado tuvieron la posibilidad de irse a vivir a España, pero ella arrugó: “A Fernando le salió un laburo en las Canarias, pero no fuimos porque sé que extrañaría mucho el mate y el contacto con la gente”. Mientras ella habla, Galo demuestra que tiene sueño poniéndose algo fastidioso. Quiere agarrar el grabador, pero se tranquiliza a medias garabateando un cuaderno con una birome. “¿Qué hago cuando se pone así? En casa aprendimos a reírnos hasta de las cosas más trágicas. Si Galo está rompe y llora, lo imito y él se larga a reír, Conmigo, mamá hacía lo mismo.”